EL CORDERO DE DIOS

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 Cuando Jesús es llamado el Cordero de Dios en Juan 1:29 y Juan 1:36, es en referencia a que Él es el perfecto y último sacrificio por el pecado. Para poder entender quién es Cristo y lo que Él hizo, debemos comenzar con el Antiguo Testamento, el cual contiene profecías concernientes a la venida de Cristo como una “ofrenda por el pecado”












El Mesías


El Mesías es llamado el "Cordero de Dios" en todo el Nuevo Testamento de la Biblia. Esto puede parecer un nombre peculiar para aquellos que no conocen los términos bíblicos, pero para aquellos que conocen su Biblia, es un querido título del Mesías amado, Jesucristo.


Raíces Bíblicas



Imágenes proféticas y referencias a la venida del Cordero de Dios están regadas por todo el Antiguo Testamento de la Biblia. Ciertamente, muchos expertos de la Biblia creen que toda la Biblia (66 libros de 40 autores, en un periodo de aproximadamente 1.600 años) cuenta la historia de Jesucristo. Cada historia, cada genealogía, cada número, cada página, cada detalle habla de nuestro Señor y Salvador. 



En el primer libro de la Biblia, el Génesis, encontramos una de las más conocidas profecías de la venida del Cordero de Dios. En Génesis 22, Dios le manda a Abraham que ofrezca a su amado hijo, Isaac, como un sacrificio. Dios no estaba aprobando el sacrificio de niños entre los hombres estaba prediciendo el sacrificio de Su Hijo por los hombres. Abraham obedeció a Dios, no queriendo rehusarle nada a Dios, ni siquiera su amado hijo. Esta fue una prueba para Abraham y un testimonio para el mundo. Camino al altar, Isaac le pregunta a su padre: "He aquí el fuego y la leña; más ¿dónde está el cordero para el sacrificio?" Respondiendo, Abraham profetizó: "Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos" (Génesis 22:7-8). 








Cuando llegaron al lugar del sacrificio, Abraham se preparó para ofrecer a Isaac al Señor, pero antes de que Abraham pudiera matar a su hijo, Dios lo detuvo. Leemos: "Extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: '¡Abraham, Abraham!' Y él respondió: 'Heme aquí.' Y dijo: 'No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único'" (Génesis 22:10-12).


Antes de que dejaran el monte donde Abraham iba a ofrecer a Isaac, Abraham de nuevo profetizó la venida del Cordero de Dios: "Y llamó Jehová el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto'" (Génesis 22:14). 


Aproximadamente 2.000 años después, sobre el mismo monte, en las afueras de Jerusalén, Dios ofreció a Su único Hijo, el Cordero de Dios, como una ofrenda por el pecado para reconciliar a los hombres caídos con el Santo, Vivo, Dios Todopoderoso.



El Cordero de la Pascua


El Cordero de Dios es revelado dramáticamente en Éxodo 12 y 13, en la fiesta judía de la Pascua. Este es tal vez el presagio más convincente de la venida del Cordero de Dios, el Mesías. La fiesta de la Pascua se lleva a cabo cada año el día 14 del mes judío de Nisán. Se come en conmemoración del "paso por encima" de las casas de aquellos que habían sacrificado el Cordero de la Pascua (Cordero del Paso por Encima) y habían rociado su sangre sobre los dinteles y a ambos lados de las puertas, mientras el ángel de la muerte visitaba a aquellos que no habían rociado la sangre del cordero. 








El ángel de la muerte fue la última de las diez plagas enviadas por Dios para redimir a Su pueblo de la esclavitud en Egipto, la tierra de su esclavitud. Aproximadamente 1.500 años más tarde, el día 14 de Nisán, el Cordero de Pascua de Dios, Jesucristo, fue sacrificado sobre una cruz de madera por los pecados de toda la humanidad.


Cuando el Día del Señor venga, aquellos que se han cubierto con la sangre del Cordero, al aceptar a Cristo, estarán seguros, mientras el mundo paga por su rebelión contra Dios.






Cordero de Dios 

           "¡Que quita el pecado del Mundo!"




"¡He aquí El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!" Esta fue la declaración de Juan el Bautista en Juan 1:29 al ver a Jesús por primera vez. Juan el Bautista fue "la voz que clama en el desierto: 'Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios'" (Isaías 40:3; Mateo 3:3). El amonestó al mundo "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2).








Los apóstoles "saliendo predicaban que los hombres se arrepintiesen" (Marcos 6:12), y Jesús declaró: "Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente" (Lucas 13:3,5). "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor..." (Hechos 3:19). 



El Dios Todopoderoso ha dado este testimonio a un mundo caído: "De la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). 


Por lo tanto, arrepiéntase de sus pecados y acepte al Señor su Dios quien "amó al mundo de tal manera, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16).












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